Becas Europa
En primero la Coordinadora de Bachillerato nos comunicó a mí y a tres compañeros más, que nos iban a presentar a los cuatro a una beca llamada Becas Europa por ser los alumnos con las notas más altas de nuestras respectivas modalidades de bach. En mi caso el científico-técnico.
Inmediatamente pensé que yo no tenía nada que hacer, ya de entrada porque mi nota era bastante inferior a la del resto de mis compañeros. Lo que yo no sabía era que no era como el resto de las becas que ofrece el gobierno. Ésta era una beca que buscaba más allá de un expediente de diez.
Busqué y me informe de que iba esta llamada “Beca Europa”. Es un programa, más que una beca (consiste en un viaje de 20 días por los puntos clave de la universidad en Europa). Fue creado como iniciativa de la universidad Francisco de Vitoria (Madrid) en conjunto con el Banco Santander que busca promover un espíritu de entusiasmo e interés entre los alumnos preuniversitarios españoles.
Para obtenerla, hay que pasar por una serie de pruebas con las que filtran el perfil de estudiante que buscan. Alguien no sólo con las ganas de aprender, sino de ir más allá. De complicarse la vida (como tantas veces nos repitieron a lo largo del viaje). Gente que esté dispuesta a vivir la experiencia universitaria como algo más que un calvario de exámenes y horas de estudio en la biblioteca.
La universidad, tal y como nos la plantearon (y muy bien planteada desde mi punto de vista), ha de ser la etapa más intensa de nuestra vida. Debemos interesarnos por ir más allá de lo que se nos presenta de manera evidente, tenemos que buscar y sacarle el meollo a la vida. La vida universitaria. Vivirla en su plenitud.
Durante este peculiar viaje, recorrimos las ciudades de Alcalá de Henares, Bolonia, Roma, Vaticano, Londres, Oxford, Paris, Heidelberg y Madrid. De cada una de ellas aprendimos una lección diferente, a cada cual más interesante. Algunas de estas lecciones llegan a hacerte replantearte muchos temas de los que pensabas tener tus ideas zanjadas.
Es un viaje muy bonito y sobretodo muy productivo, se aprende muchísimo sobre cosas que pensabas que ya conocías y otras de las que no tenías ni idea. Conoces a un montón de gente muy distinta a ti, de la que siempre tienes algo que poder aprender. Desde luego es un viaje duro, pocas horas de sueño, muchas conferencias y sesiones de trabajo, poco tiempo de ocio… Pero es que es un viaje que busca lo que busca, despertar en cada uno de nosotros esa actitud de esfuerzo y gusto por el hacer, hacer cosas, ser activos, movernos, interesarnos.
Yo de Becas me llevo a toda la gente genial que conocí, pero sobretodo una lección muy importante: tienes que ser auténtico, tienes que liberarte de los prejuicios que nos encierran, aprender que cada tema puede ser abordado desde distintas perspectivas y que ninguna de ellas es más o menos válida que otra, tienes que esforzarte, tienes que ser siempre tu mejor versión de ti mismo. Pero todo esto no es posible sin la gente que te rodea, tus amigos, familia, compañeros, conocidos. Con ellos creas lazos y cuanto más los conoces y más fuerte son esos lazos, más merece la pena ser vivida la vida porque más lleno te sientes y es cuando empiezas a disfrutarla de verdad.
Recomiendo a todos aquellos que tengan la oportunidad de presentarse a Becas Europa a dar lo mejor de sí mismos para poder llegar a vivir esta experiencia tan bonita. Pero además, animo a todos sin excepción a tomarse un tiempo para reflexionar sobre que quieren que la vida universitaria sea para ellos. Porque para plantearte todo lo que en Becas Europa nos proponen, no hace falta ir de viaje por Europa y no hace falta ganar ninguna beca ni ser nadie. Sólo hay que proponérselo.
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